EDITORIAL
"Eficientismo" y la virtualidad de la ciencia en las regiones
Pedro René Eslava Mocha
Director
No cesan los ecos tras la polémica por la tentativa del gobierno nacional de recortar los recursos para
la ciencia presupuestados para el año 2015, la tensión llevó a la caída de la directora de Colciencias. El
CONPES anuncia que la inversión en ciencia y tecnología permanecerá estable con 379.000 millones de
pesos para el 2015. Pero más allá de los problemas presupuestales, Colciencias, el barco insignia de la
ciencia, la tecnología y la innovación arrastra dentro de su casco -que apenas sobreagua- una serie de
problemas que le impiden su correcta navegación.
La encrucijada de Colciencias va más allá de la inestabilidad en su cabeza. Son evidentes otros problemas
además de la imposibilidad de aumentar el presupuesto en los últimos años:
- El primero tiene que ver con su talante tecno-burocrático acrítico: los enfoques de medición y estandarización
de la comunidad de grupos e investigadores. Los resultados de las convocatorias para Grupos
e Investigadores en 2013 han desatado la voz de protesta de numerosos científicos y aprendices a lo
largo del país. Un exdirector de Colciencias, Felipe García Vallejo -citado el diario El Tiempo (13 de
Abril de 2014) afirma: "El efecto más perverso de esta medición es que, si bien favorece a los grupos
de mayor producción, se va a invisibilizar la investigación de las universidades regionales y de aquellos
grupos incipientes..."
La tecno-burocracia de Colciencias se ha dedicado sobre todo a implementar plataformas virtuales
-que aún poseen innumerables fallas técnicas- en lugar de analizar y resolver las verdaderas dificultades
para hacer ciencia y formar investigadores; se hace evidente su afán por sistematizar, medir,
"formatizar", calificar y clasificar a los grupos y a los científicos bajo la tendencia impuesta por los
centros hegemónicos globales con una óptica meramente mercantilista y utilitarista perdiendo de esta
forma la dimensión social y humana de la problemática de la ciencia y la investigación en Colombia.
Cumplir estándares y llenar bases de datos es necesario en estos tiempos de globalización, no es
desconocida la necesidad de contar con una red funcional de investigadores conectada con la ciencia a
nivel universal. Los seres humanos: profesores, estudiantes, técnicos, comunidades, etc., afrontan a diario
diversos contextos de su realidad local o regional para generar resultados y pensamiento nuevo, no
siempre aplicables al lucro comercial o a la ganancia empresarial, como parece ser la prisa primordial
que ahora embarga. Los listados recientes y las calificaciones/descalificaciones han dejado por fuera a
muchas personas realmente interesadas en participar como actores o gestores de conocimiento.
Los excluidos de los listados corren el riesgo de no ser tenidos en cuenta y algunos han trabajado
por años formando jóvenes, desarrollando proyectos, escribiendo resultados y reflexiones pertinentes. El
hecho de no ser percibidos a través de la "ventana de observación" del aplicativo virtual los hace ahora,
de un momento a otro, seres intangibles, etéreos que quedan por fuera de la financiación, indignos de
apoyo a la sazón de los nuevos empadronamientos de Colciencias. Esto, sin hablar del desconocimiento
a las editoriales universitarias o el anunciado remezón que sufrirán las revistas científicas editadas en el
país, los investigadores se han sentido inconformes con Colciencias y no han salido a defenderla masiva
y públicamente como debía esperarse tras el oscuro trance que acaba de pasar.
-
El segundo problema, tiene que ver con el papel que ha jugado Colciencias en el órgano que se creó
para asignar un presupuesto de las regalías petroleras para la investigación. Hace ya casi cuatro años,
se anunció que se iba a dedicar el 10 por ciento de las regalías a proyectos de ciencia, tecnología e
innovación. Una mirada preliminar detecta gran inconformidad con la forma como han funcionado
los OCAD (Órganos Colegiados de Administración y Decisión) allí se manejarían los recursos que son
el combustible de la llamada locomotora de la innovación, pero la locomotora aún no ha arrancado.
La aspiración de años para resolver la carencia crónica de financiamiento de un sector clave para propulsar del desarrollo armónico del país ha quedado a la deriva en un mar infestado de corsarios
politiqueros: el sentir de la mayoría de los académicos es que la política, la metodología y los
procedimientos con los que se asignan o entregan tales recursos debe ser replanteada en profundidad
para que cumpla la función estratégica propuesta. Esperamos un análisis juicioso tanto de Colciencias
como de las comunidades académicas sobre este asunto.
La comunidad científica no se opone a la verificación ni al arbitraje de la ciencia por pares idóneos, no
desdeña la necesidad de generar bases de datos confiables que coloquen la información científica en el
ciberespacio para que nuestros resultados de investigación logren ámbitos globales, y desea puedan ser
conocidos universalmente, pero sobre todo, que se pongan al servicio tanto de las empresas, como de las
comunidades excluidas en el interior del país.
La virtualización de la ciencia con propósitos productivistas, bajo un modelo que prioriza el uso mercantil
del conocimiento, puede encarnar una trampa a la cual debemos colocarle avisos de precaución mientras
en regiones como la nuestra, bajo la intervención de formas productivas en auge -extractivistas e intensivas
a gran escala- se dispone de un territorio, ahora ocupado por los nuevos inversionistas, que se transfigura
sin sospecha de las consecuencias futuras con anuencia del centralismo gubernamental,generando
una gran preocupación por el deterioro cultural y ambiental, iniciado por la afectación acelerada que ha
tenido el recurso hídrico.
Intranquiliza también la exigua participación de la población local en los beneficios que trae la dinámica
económica, especialmente en lo relacionado con la explotación petrolera y el boom agroindustrial en la
altillanura. Nuestros científicos orinoquences no han abordado las preguntas necesarias para comprender
los cambios y las consecuencias de los nuevos modelos productivos. Presumimos que muchos interrogantes
no se han formulado correctamente y lo que es peor: que las respuestas puedan llegarnos tarde,
mientras Colciencias y la universidad colombiana se preocupan por las plataformas virtuales, la taxonomía
aplicable a los investigadores o el cumplimiento de los acuerdos pactados dentro de la organización
mundial del comercio.