Artículo Original /Original Article

Identidades en tránsito: comunicación, cuerpo y tecnología en jóvenes urbanos de Villavicencio

Identities in transition: communication, body and technology in Villavicencio’s urban youth

Héctor R. Chaparro-Hurtado, Esp1*; Claudia M. Guzmán Ariza2* Armando Acuña-Pineda2

1*Comunicador Social, MSc, 2Licenciados Educación Física y Deportes, MSc,.*Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación, Universidad de los Llanos

Email: [email protected]

Recibido: Julio 10 de 2010. Aceptado: Julio 18 de 2011

RESUMEN

Este artículo es producto de una reflexión, sobre las formas de adscripción que los jóvenes efectúan en las sociedades urbanas y de cómo esos formatos de socialización adquieren visibilización a través de las representaciones sociales del cuerpo visto en su dimensión simbólica y no sólo en la versión anatomofisiológica, dominante en los discursos de la educación física, de las formas de “estar juntos” en los espacios urbanos, de su cosmovisión y de sus efectos educativos. Se seleccionaron en forma aleatoria 24 sujetos inscritos en diferentes grupos urbanos de la ciudad de Villavicencio, a los que se realizo entrevistas semiestructuradas, el trabajo de campo utilizó el método etnográfico (diarios de campo) y revisión documental, agrupada por criterios de análisis. Se identificaron elementos de reflexión sobre formas de vinculación social, itinerarios comprensivos sobre marcaciones corporales, relaciones entre cuerpo e identidad en clave cosmética y usos sociales de la corporeidad como elementos asociados a formatos culturales mediáticos. A partir de ello se concluye que los procesos identitarios de los jóvenes de sectores urbanos de la ciudad de Villavicencio fluyen de acuerdo con sus formas de adscripción a grupos o culturas juveniles, que dichas marcaciones corporales generan identidad simbólica y fuertes rasgos de anclaje grupal, que la imagen corporal mediática influye en forma importante en su imagen corporal y que toda forma de modificación corporal se encarna en los sujetos en formas simbólicas de acontecimiento con la realidad.

Palabras clave: Cuerpo, juventud, sociedad, representaciones sociales, culturas juveniles, ciudad

ABSTRACT

The article proposes a reflection, as a result of the investigation the same name, on ways that young people assignment made in urban societies, how these forms of socialization gain visibility through social representations of the body (seen in its symbolic dimension and version only, anatomical dominant discourses of physical education), the ways of “being together” in urban areas, its worldview and its educational purposes. The project generated a corpus that used qualitative methodology with focal groups in urban youth in the city of Villavicencio selected as the basis of random sample of 24 subjects enrolled in different groups and structured interviews (some of them online) with national and international field work following the ethnographic method (field notes) and review of documents, grouped by analysis criteria. The project results showed as elements of reflection on forms of social bonding among young people (intrasubjective and intersubjective identification), comprehensive itineraries on body markings (tattoos and piercings that are embodied in particular youth cultures and styles), relationships between body and identity in key cosmetic and social uses of the embodiment as cultural elements associated with media formats, which are concluded transient forms of participation in youth identities, nomads of their styles associated with body searches, evidence of emerging embodied practices and lack of understanding school culture of these formats and these subjectivities

Key words: Body, youth, society, social representation, youth cultures, city.

INTRODUCCION

La sociedad postmoderna ha perdido su fe en la ciencia y en la disciplina, y tiene como eje central el culto de la individualidad. Ello ofrece dos tendencias: una de los placeres inmediatos, y otra que privilegia la gestión racional del tiempo y del cuerpo. En la primera versión, el cuerpo se asume como instrumento desanclado de la realidad concreta, ajeno a cualquier noción histórica, fáctica, “deseoso de consumir en grandes cantidades, en una parálisis corporal que focaliza el ser en la mente”, y en la segunda, con los avances biotecnológicos por ejemplo, en camino de destazar el cuerpo en piezas separadas e intercambiables (clonación, comercio de órganos, reproducción sin sexualidad) y que da pie a una nueva forma de percibir el cuerpo, la intercorporeidad, entendida como “la relación de intercambios de partes o productos del cuerpo entre seres humanos (y que) se trata de una nueva dimensión intersubjetiva del cuerpo, cuyo prototipo son la ablación y trasplantes de órganos y tejidos, y la disposición de tejidos somáticos (sangre, gametos y embriones)”. (Mainetti, 2002).

En el intersticio de esta nueva forma de concepción de la corporeidad, la era de la información, abonada por una injerencia cada vez más evidente de la cultura massmediática y de los flujos de información inmediatos, veloces y ejecutados en tiempo real, define una noción de cuerpo que para algunos estudiosos deviene sospechosa debido a sus consecuencias en materia de “pérdida de la seguridad ontológica” que alienta, así como de sus naturales consecuencias. De esta manera, la relación cuerpo/identidad del pensamiento moderno se reconfigura por una articulación basada en la evanescencia y la fugacidad, propia de los vertiginosos ritmos de las sociedades urbanas contemporáneas y de sus multiplicidades lógicas, que rebasan con mucho el afán moderno del estancamiento, la homogeneidad, el determinismo y el pensamiento binario de la verdad y la falsedad. Y allí, el yo físico/humanoide de Descartes pierde valor y se transforma en el yo fluido, entrópico y etéreo del cyborg, del hombre biónico.

Nuestra época redefine de esta forma la condición del cuerpo como escenario o lugar de lo público, intentando reconocer el sentido de la comprensión humana como ejercicio de reconocimiento de la intersubjetividad. Así las cosas, el otro (o lo otro) se reconoce contrario, opuesto a los intereses propios de los sujetos y vaciado de significado, en una suerte de esquizofrenia colectiva que nos niega como seres sociales y afirma nuestra solitaria presencia en el mundo; el ser humano de la contemporaneidad es un ente solitario, “débil, desarmado, aparentemente liberado, castrado y aislado”, en palabras de Jaccard (1999).

¿Cuáles son los significados que estos tres conceptos esenciales (cuerpo, identidad y tecnología) tienen para los jóvenes de la ciudad de Villavicencio?, ¿cuáles sus imaginarios?, ¿cómo se relacionan la noción identitaria del cuerpo con lo urbano y la ciudad?, ¿qué probables efectos o perturbaciones enfrentan estas relaciones para el joven urbano?, ¿qué efectos trae la imbricación del cuerpo con la máquina electrónica de la sociedad postindustrial?, ¿qué desafíos presentan estos fenómenos para las ciencias sociales/humanas en general, y para la educación en particular? Preguntas cuyas respuestas se antojan inquietantes y urgentes, pues estamos en período de tránsito del cuerpo orgánico hacia un cuerpo protésico, excluido, de la postmodernidad.

Son conceptos definitorios para la presente propuesta la noción de postmodernidad en la perspectiva planteada por Vattimo, quien afirma que los medios de comunicación son esenciales en la afirmación de la concepción de lo posmoderno, que esos medios no definen una sociedad más transparente sino más compleja e incluso caótica, y que en ese relativo caos residen nuestra esperanzas de emancipación (Vattimo, 1994). Ello, por supuesto, debido a que la ampliación de las visiones del mundo (weltanschaungg) que promueven los media contrasta con la mirada única del pensamiento determinista moderno, con lo que la identidad del sujeto, que anteriormente se antojaba homogénea, monológica y sólida, se ha fragmentado en múltiples y complejas piezas.

Evidentemente es la sociedad urbana contemporánea la que con mayor afirmación recibe estos influjos, preocupada como está por sus procesos internos de migración, por la definición de normas de seguridad cada vez más excluyentes y controladas, por el establecimiento de estructuras simbólicas que garanticen la identificación de sus ciudadanos con las decisiones políticas de las administraciones, por la consolidación de una cultura política que legitime sus formas de actuar. Y en el marco de esta forma de asociación que privilegia la ciudad como espacio de interacción, los jóvenes se construyen como consumidores regulares de todo tipo de producto asociado con el placer individual, la cosmética corporal, los referentes simbólicos de las industrias culturales, o como propusiera Cajiao-Restrepo (1997): “En nuestro nuevo mundo contemporáneo parece que sólo se es cuerpo y a partir de él debe educarse un alma dúctil capaz de adecuarse a la relatividad discontinua de cada día, buscando en cada fracción aislada de tiempo el máximo de satisfacción posible de todos aquellos deseos propiciados por unos sentidos insaciables y un enorme cuerno de la abundancia que provee hasta lo no imaginado para satisfacer los gustos de la corporalidad: ropas, tinturas, alimentos, máquinas excitantes, objetos eróticos, drogas tranquilizantes, bebidas embriagantes, disfraces, máscaras, cirugías, gimnasios, movimientos ritualizados, videos, discos, fragancias…”

Para Ramonet, 2001, la llamada era de la información y la influencia de los media en las sociedades contemporáneas se encuentra marcada fundamentalmente por cuatro tipos de fenómenos: la idea misma de información como “enseñar la historia sobre la marcha”, es decir, asistir al acontecimiento, con lo que se pone de presente la idea actual del realismo ingenuo según el cual ver es comprender; en segundo lugar, y en forma adjunta al anterior concepto, existe otra situación que se ha modificado sustancialmente que es la idea de actualidad, pues los acontecimientos que se han de destacar son justamente los seleccionados por la televisión, que construye la realidad y condena a la indiferencia a los hechos que carecen de imágenes, de la misma manera que se ha modificado el sentido del tiempo de la información, que en la actualidad privilegia el tiempo real y la instantaneidad, y aún más, existe un cuarto tema que la sociedad de la información ha resignificado sustancialmente y es el de la veracidad de la información, en parte por el advenimiento de lo que Vattimo, 1983, denomina el “pensamiento débil”.

Como se ve, ello requiere una lectura transdisciplinar que oriente la reflexión hacia la mirada compleja y evada el pensamiento único de la ciencia determinista, en asocio de los autores que desde diferentes horizontes han trabajado esta temática y de las reflexiones mismas de los jóvenes sujetos de análisis, para poder establecer elementos de estudio mucho más cercanos a la realidad contextual de nuestra región y de nuestro municipio

Por lo anterior, el objetivo de este estudio fue realizar un análisis de los conceptos cuerpo, identidad y tecnología en jóvenes urbanos de la ciudad de Villavicencio, a partir de su interrelación, así como abordar sus interconexiones desde una mirada transdisciplinaria, a partir de la voz de sus propios actores

MATERIALES Y METODOS

El estudio se fundamentó en la fenomenología hermenéutica como marco filosófico y metodológico, con el enfoque de Heidegger (1986). Se asumió esta propuesta debido a que, por las características especiales de las ciencias sociales, se describe la experiencia sin acudir a explicaciones causales. Para tal efecto, la propuesta heideggeriana describe la “estructura del mundo de la vida” –lebenswelt- y su focalización sobre la experiencia vivida para acceder a un conocimiento más complejo del fenómeno. Desde esta vertiente se propone desentrañar la realidad desde dos variantes de la interpretación: “la de la fenomenología de la existencia y el entendimiento y la interpretación de la realidad social entendida como texto susceptible de múltiples lecturas” (Sandoval Casilimas, 1996).

Se generó, en este sentido, el acopio de la información en un corpus que usó la técnica de grupos focales en jóvenes urbanos de la ciudad de Villavicencio seleccionados como muestra, la cual, por el evidente carácter cualitativo del estudio, fue de carácter aleatorio con 24 sujetos inscritos en diferentes grupos, así como entrevistas semiestructuradas (algunas de ellas online) con expertos nacionales e internacionales, trabajo de campo siguiendo el método etnográfico (diarios de campo) y revisión documental. Los criterios que se incluyeron para análisis de la información recolectada fueron:

Dimensión vivir sin cuerpo o cuerpos postorgánicos, que condensó los discursos de aquellos jóvenes con fuertes tendencias ludópatas y tendencias hacia la tecnofilia, entendida como un apego particular al mundo cibernético (videogamers).

Dimensión intervenir el cuerpo: cuerpo cosmético, la cual incluyó a los sujetos con intervenciones corporales de carácter estético (lipectomías, rinoplastias). Notablemente, mujeres.

Dimensión marcar el cuerpo: el cuerpo inscrito, en el que fundamentalmente se encontraron los jóvenes con tatuajes, “rayas” o anillos corporales y toda forma de modificación corporal (piercing).

El estudio realizó una revisión, enmarcada también en lo que Gadamer (1998) denominó el “encuentro hermenéutico”, es decir, como fenomenología de la existencia y del entendimiento, el cual acentuó el carácter netamente lingüístico del entendimiento mismo, apoyado en la categoría de pensamiento que el lenguaje ha proporcionado. Tal encuentro hermenéutico “posibilita el diálogo entre un horizonte de entendimiento y el mundo vital desde el cual está siendo visto, trascendiendo los referentes de espacio y tiempo”.

Por el contenido cualitativo del proyecto, se apeló a otras formas de recolección y análisis de la información como son el análisis de contenido, el análisis de textos y el análisis conversacional desde la perspectiva pragmática del lenguaje. Por ello, como se manifestó anteriormente, se contrastaron los referentes empíricos del trabajo de campo (grupos focales con sujetos de estudio pertenecientes a grupos juveniles de la ciudad de Villavicencio) con entrevistas a profundidad con expertos, profesores y estudiantes.

Es necesario reconocer el grupo focal ante todo como un grupo de trabajo que tiene una tarea específica que cumplir y unos objetivos que lograr. Según Morgan (1998b), los grupos focales se desarrollan en tres fases: primero, en la década de 1920-30, los científicos sociales los usaron con una gran variedad de propósitos, entre los cuales sobresalía el desarrollo de cuestionarios panorámicos. En segundo lugar, entre la segunda guerra mundial y la década de los 70, los grupos focales fueron utilizados principalmente por los investigadores del mercado para comprender los deseos y necesidades de la gente. Finalmente. desde 1980 en adelante, han sido usados por diferentes profesionales para hacer investigación relacionada con la salud, la familia, la educación, la conducta sexual y otros tópicos sociales. En los últimos años, los científicos sociales han comenzado a considerar que, efectivamente, el grupo focal es una importante técnica de investigación cualitativa y su uso se ha incrementado considerablemente en todos los campos de las ciencias humanas.

Se utilizaron dos técnicas para recoger información desde la metodología cualitativa: la observación participativa y las entrevistas en profundidad. Los grupos focales mantuvieron elementos de ambas técnicas y, aunque conservaron su unicidad y distinción como método de investigación, constituyeron “un modo de oír a la gente y aprender de ella” (Morgan, 1998). Los participantes encontraron la experiencia más gratificante y estimulante que las entrevistas individuales.

Los temas que más sintonizaron con la técnica de los grupos focales fueron aquellos que, por su naturaleza, tienen muchas caras, perspectivas o puntos de vista, y, por ello, requirieron el concurso de diferentes enfoques o abordajes, aspectos que sólo los pudieron ofrecer diferentes personas con variadas experiencias, intereses y valores.

El objetivo fundamental del grupo focal logró, en este sentido, el descubrimiento de una estructura de sentido compartida, de manera consensuada, o en todo caso bien fundamentado por los aportes de los miembros del grupo

RESULTADOS

La dimensión política de los estudios sobre cuerpo subyace a los intereses académicos y habla desde las trincheras de lo subalterno, tema central que obedece a la gran mayoría de los estudios en las ciencias sociales. En la actualidad, el cuerpo aparece como un ‘elemento subalterno’ a la condición humana, por muy paradójico que esto parezca. El borramiento del cuerpo, o casi su aceptación por la intención de borrarlo y manipularlo hasta su máxima expresión, lo convierte en subalterno. Una expresión altamente cartesiana que permite a la razón comandar todo espacio vital y que busca resituar (especialmente en la antropología y la sociología) el papel del sujeto, más allá de las anatomías (dimensiones körper), lo que ha permitido que las ciencias sociales den la palabra al cuerpo. El cuerpo, visto de esta manera, es ahora textografía, corpografía.

De otra parte el interés se centra en la posibilidad que las ciencias sociales tienen de asumir el cuerpo como una integridad en su interior, en donde se encarna el poder, su microfísica, en palabras de Foucault, 1993, que está en la base del interés de dar cuenta del cuerpo en sus diferentes expresiones

Al cuestionar por intereses compartidos con otras disciplinas del conocimiento, se hace un reconocimiento a la medicina en su interés por estudiar el cuerpo biológico, interés que al parecer es similar: sobrepasarlo, anularlo, borrarlo, usarlo, de forma notablemente cartesiana. Dicho interés se centra en la obsolescencia del mismo cuerpo, y sin embargo se ancla en lo subalterno que es el cuerpo para convertirlo en esclavo de todo interés que regularmente tiene fines lucrativos. Es más: en algunos estudios de literatura se está trabajando directamente la cuestión del cuerpo en diferentes autores literarios, en poesía, narrativa, dramaturgia y cine. Este reconocimiento del cuerpo en otras disciplinas responde por las posibilidades concretas que tiene para identificar, caracterizar y evidenciar los efectos de acción de la política, la economía, la religión y en general sus ideologías sobre cuerpo “ser” (subjetivándolo y clasificándolo al interior del cuerpo social).

Los entrevistados hacen referencia, en principio, a la antropología del cuerpo, el racismo cultural y el aspectismo, en la medida en que ofrecen miradas frescas sobre el trato holístico de la corporalidad (es decir, lo que se dice, se piensa y se hace con el cuerpo), y no sólo si se es o si se tiene un cuerpo, sino, más allá de esto, cómo las prácticas corporales ofrecen entramados culturales que significan ser y estar en el mundo. En relación con el racismo cultural y el aspectismo, entendido como la selección a través de impresiones únicas, iniciales y subjetivas, que usualmente nos lleva a un juicio superficial y lleno de estereotipos sociales, ayudan como perspectivas analíticas a indagar sobre las normas sociales que se incorporan y que conducen a comportamientos (civilizados, incivilizados, etc.). Adicionalmente el estudio del cuerpo (¿cuáles?, ¿de quiénes?, ¿dónde se referencian o, por lo menos, se nombran?) relacionados en la semiótica, la proxémica, la antropología y la semiología han sido relevantes, en tanto han logrado reconstruir y construir los imaginarios sociales del cuerpo objeto pasando a representaciones sociales distintas del cuerpo y revelando el biopoder. Entre ellos, el peso de los aportes de la teoría biopolítica y, más recientemente, un interés por los enfoques relacionados con la subjetividad y las emociones. El primero en los estudios de pedagogía e historia de la educación, y el segundo a una importante transformación que comprende ahora los asuntos estético-políticos.

Los efectos que la sociedad de la información ha afectado las concepciones canónicas del cuerpo anulándolo, de manera que la espacialidad (radio de acción de cualquier humano) no termina hasta donde la piel que envuelve el cuerpo llegue, pero tampoco hasta donde los espacios que se visitan estén, sino cualquier otro espacio que no tenga nada que ver con el uno mismo sino con ‘lo que atraviesa’ al sujeto mediante las conexiones, en una explicación posmoderna del estado de cosas en la actualidad. Lyotard, 1979, recuerda uno de los entrevistados, sugiere que las conexiones humanas han sido anuladas porque los centros (es decir los puntos nodales, en este caso los seres humanos) que se comunican no son más lo importante, sino lo que fluye a través de los individuos que crean redes formadas a partir de conexiones. Por ello es entendible que de los modelos predominantemente dualistas se ha pasado a modelos monistas que conviven con los anteriores, mientras que la enigmática afirmación platónica que nos recuerda que “el cuerpo es una prisión para el alma” ha sido retomada por los teóricos del cuerpo en el ciberespacio en busca de una vida no corporal, que ha de abrir el camino hacia “la era posthumana” o “postcorporal”.

Por otras parte, la influencia de los avances en ingeniería humana y biotecnología hacen posible pensar en otras organizaciones y realidades corporales, así como sucede eventualmente con las comunidades virtuales, que ciertamente posibilitan el acceso democrático de los sujetos a la información y a espacios de participación hasta entonces no posibles o excesivamente restringidos. Ello ha desestructurado las posibilidades de interacción proxémica, modificando normas estéticas, y ha convertido al cuerpo en una mercancía siempre intervenible, manejable y en extremo aparente, debido a que la sociedad de la información recurre a medios que modifican la forma de relacionarse las personas, lo cual de hecho tiene un efecto en las concepciones del cuerpo, por ejemplo, de los sentidos y de la imagen.

A. Dimensión vivir sin cuerpo o cuerpos postorgánicos

1. Existe una satisfacción acerca de su cuerpo, aunque no es total. Esa satisfacción se relaciona en la totalidad de los casos con sus “ocupaciones” frente a la tecnología. Luis: “no pues bien por lo que hago a diario computo, juegos, desarrollo, todo esto. Pues no todo bien; no siento que tenga algo negativo en… todo bien”.

2. La anterior representación social contrasta notablemente la idea de desempeño asociada a la máquina corporal, en tanto existe una asociación con el mundo del trabajo, la actividad física y su interés para la vida diaria. La importancia, pues, de este funcionamiento positivo del cuerpo como dispositivo es asociado a la frustración que existiría de no poder realizar las actividades cotidianas.

3. La relativa, y compleja, satisfacción hacia su imagen corporal se niega frente a alternativas como las de la instrucción y la satisfacción sobre las destrezas mentales que se adquieren con las tecnojuegos. Claramente existe una divergencia entre el cuerpo y la mente, en tanto la “satisfacción” que generan sus “actividades” supera las que se podrían adquirir a través de la actividad corporal.

4. La preocupación de los sujetos por su insistencia en participar en prácticas de tecnofilia se evidencia ante todo en hipotéticos (en tanto no comprobados) cambios de comportamiento de algunos jugadores por la “dramatización que ocurre en ellos en los juegos y su cuerpo”, que los llevaría a actuar (por ejemplo en juegos de rol y retos on line) como “máquinas”. Sin embargo, los sujetos no aceptaron hacer parte de ese grupo de “otros” que eventualmente podría verse implicado en prácticas similares.

5. El cuerpo, en tanto entidad separada de la razón, pierde vigencia pues “es mucha lógica, mucho pensamiento, mucho razonamiento”, con lo que se concluye el desinterés por la imagen corporal pues “de qué nos sirve tener un cuerpo si mentalmente somos personas huecas”.

6. En sus actividades diarias, los jóvenes aceptan utilizar con demasiada frecuencia (algunos hacen referencia incluso al 100%) equipos/medios electrónicos. Entre las causas para su uso, se pueden destacar las asociadas con la distracción (“poder ocupar la mente”, “cuando me siento desocupado”, “cuando me siento aburrido” o “para poder ocupar mi mente”), con la urgencia laboral (hace parte de mi vida rutinaria en mis labores diarias”) y como diversión/hobbie, en la que puede ocupar a veces hasta las 24 horas del día, o incluso durante 48 horas o más, con intervalos más o menos regulares de tiempo. En su percepción, se puede asociar cierta preocupación al hecho de encontrase “conectado” durante mucho tiempo, en virtud de que no se cumple con las necesidades biológicas básicas (alimentación, sueño), lo cual según sus expresiones se realiza de manera “inconsciente”.

7. Frente a la pregunta por la posibilidad de sustitución del cuerpo orgánico por los medios electrónicos o la tecnología, los sujetos ofrecen diferentes respuestas que van desde la negación enfática, pues se considera que la tecnología y los medios son sólo herramientas para facilitar “las necesidades de las personas”, a la posibilidad de imitación que pueden alcanzar dichos medios de las actividades orgánicas pues “en resumidas palabras podría llegar a imitarlo pero nunca reemplazarlo en su totalidad”, o la opinión de que los medios electrónicos podrían hacer las cosas de manera “muy, muy perfecta”.

8. La posibilidad del cuerpo como “escenario” de reconocimiento ontológico define, en algunos casos, la totalidad de la existencia. La asociación del cuerpo a la vida genera preocupaciones tanto en el cuidado diario del mismo, como desde la perspectiva estética.

9. Especialmente en juegos de rol o de rivalidad, se evidencia una pérdida de la conciencia propia a favor de la presencia del personaje, con lo que se genera cierta inseguridad ontológica pues “a veces uno como que se mete tanto en esos juegos, que uno se cree parte de él, entonces sí como que se mete uno tanto en esos videos que uno ya no se interesa tanto por uno sino por el personaje del juego; entonces eso a uno le, le resta pues muchas cosas y tiempo para verdaderamente fortalecerse a uno mismo”.

B. Dimensión intervenir el cuerpo: cuerpo cosmético

1. En la percepción de su representación corporal, existe coincidencia en considerar la importancia del cuerpo en la medida en que esa “parte”, considerada como “muy importante” refleja lo que “uno es ante la gente”. Dicha representación contrasta afirmativamente con la idea de que el cuerpo humano es el vehículo del ser, en tanto refleja a la persona y la define en términos ontológicos. La pregunta, pues, debe situarse de nuevo en la mesa del debate: somos un cuerpo o simplemente lo poseemos.

2. Un segundo sujeto de investigación, frente a la cuestión relacionada con la percepción de su imagen corporal, afirma la relación del cuerpo con la armonía y la belleza exterior, pues en virtud de que el “cuerpo es mi presentación, es mi todo, es lo que reflejo”, se constituye en una “imagen” par

3. Debido a que, notablemente, la representación social del cuerpo para este grupo se relaciona con su proyección ante la sociedad, necesariamente se debe cuidar con prolijidad y especial atención, como cualquier “cosa”, en palabras de un integrante de este grupo.

4. Atención que en buena medida está asociada a los efectos colaterales que vienen con el paso de los años, ya que, como objeto que necesita retocarse, se encuentra afectado por el envejecimiento, pues “tú ves que los años están entrando y se necesita algún retoque”.

5. Lo anterior señala, de igual forma, el carácter efímero, pasajero, de la juventud, que es necesario conservar de manera que nunca nos abandone, representación permanentemente afectada tanto por la imagen que de ella tiene la opinión públicante todo a partir de su exposición en los medios de comunicación, especialmente la televisión-como los individuos

6. Los medios masivos de comunicación efectivamente afectan la representación social del cuerpo propio, en la medida en que generan patrones de modelización y estetización, que por supuesto contrastan con los existentes en el contexto, con los cuales “todas las niñas queremos y quieren verse bonitas con cuerpos lindos”.

7. La representación social del cuerpo propio afina la identidad de las personas, pues como “forma de ser” encarna la complejidad del sujeto. Sin embargo, esa coincidencia identitaria no es completa, en la medida en que el cuerpo en esta percepción es tan sólo una “parte”, que es complementada por los medios de comunicación, aunque el cuerpo es considerado, nuevamente, como una “parte muy importante”.

8. La autoestima, subir el “ego”, la posibilidad de ascenso y reconocimiento social, el mejoramiento laboral, la visibilidad social y recomendaciones de la pareja son, en suma, las causas principales de las intervenciones estéticas (aunque ello requeriría ejercicios de investigación con mayor rigor cuantitativo). Causas que, nuevamente, están modeladas por los discursos mediáticos y por las prácticas discursivas cotidianas, que no se ven afectadas por inconvenientes –reconocidos por algunos de los sujetos- como las malas prácticas médicas, los riesgos a la muerte o los altos costos que ello representa: (…) si uno se siente bien y si uno quiere una cirugía, un retoque, por qué no hacerlo, si tiene con qué y puede…por que eso te sube al ánimo…que tú salgas y veas alguna prenda y te la quieras poner y te ves bien…entonces si puedes: opérate…pero obviamente buscar un cirujano… pues bueno, no en manos de cualquier persona, porque hemos visto que muchas mujeres han fallecido por eso…pero pues si estoy de acuerdo con eso).

C. Dimensión marcar el cuerpo: el cuerpo inscrito

1. Existe satisfacción con el cuerpo que porta cada uno, “me identifico con él, cuerpo es expresión que tiene significado de lo que uno siente y piensa soy lo que tengo”. Se evidencia la expresión del cuerpo como el elemento primordial, el cuerpo expresa y se manifiesta en uno.

2. Se percibe el cuerpo desde una concepción utilitarista–instrumental, tiene un componente biológico, fisiológico que ocupa un lugar y un espacio “es algo en proceso de perfeccionamiento”. Así también es la casa del alma, es un instrumento para la vida, el cuerpo es la herramienta básica para ejecutar las acciones, es una cortina entre la mente y el alma. El cuerpo a través de los tatuajes y los piercing expresa sentimientos, placer, erotismo.

3. El marcar el cuerpo (tatuajes) representa resistencia, también diferentes formas de ver y sentir la sociedad. Es una especie de firmeza a las situaciones que vive la sociedad. También se contempla un grado de satisfacción al hecho de que “mi cuerpo está entero”. Se evidencia que el cuerpo es un instrumento y los transforman de acuerdo con lo que desean expresar.

4. En los sujetos tratados el tatuaje significa el pasado, el presente y el futuro. Es algo que se recuerda, es una pasión, se da como un elemento sarcástico, satírico, con el que se pueden criticar los sucesos del mundo. Es un gusto y un placer.

5. El cuerpo marcado encierra la misticidad de la religión, lo ancestral, lo indígena, la biología; busca humanizar, es una memoria, un recuerdo, la fuerza con la que los seres humanos se identifican.

6. En su totalidad los sujetos no borrarían sus tatuajes, por que significara borrar sus cuerpos. Es una memoria del cuerpo. “y es algo que perdura, si se borra se pierde la identidad que cada uno ha asumido. El cuerpo se vuelve antiestético, seria borrar el pasado, el presente y el futuro, los recuerdos, los gustos y la vida. El tatuaje se hace para toda la vida” 7. El marcar el cuerpo o perforarlo emite una insatisfacción y esa es la manera de expresarlo, esto manifestado en dos sujetos que intervinieron. El cuerpo se va moldeando de acuerdo a la sociedad, influye en cómo debe comportarse.

8. Mi cuerpo me define como persona, tiene que ver con lo que le otro percibe de mi, mi cuerpo encierra todo, da a entender cosas, armonías, desarmonías que encierran un sistema, el cuerpo lo representa a uno mismo pero también representa algo global. Con el cuerpo se refleja cosas, puede ser un recuerdo o una meta que quiere uno en la vida, es el carácter que lo define la sociedad. Mi cuerpo representa lo que hago, mi cuerpo es un lienzo para expresar lo que quiera.

9. Para otros sujetos mi cuerpo no me define sino mis actos; mi cuerpo representa lo que yo hago y esto depende como lo utilice

Finalmente, y ante la cuestión actual de si se ha renovando las concepciones de cuerpo en la estética contemporánea con elementos como la nanotecnología, la performatividad, los happenings y las instalaciones, el cuerpo ciertamente toma una dimensión arquitectónica y proyectiva: frente a un plano vacío podemos proyectar y construir nuestra idea de cuerpo. En realidad se trata de prácticas superficiales: la primera propuesta, que se ejemplifica en performatividades del cuerpo en forma de juegos, happenings y otras variaciones que permiten una fácil vuelta atrás en la maleabilidad corporal; la segunda propuesta, en cambio, hace referencia a incisiones hechas en la carne y que se pueden traducir en el implante de elementos protésicos (que abarcan una gran variedad de posibilidades que nos transporta desde el tercer brazo de Stelarc hasta las prótesis, los implantes mamarios, los marcapasos, etc.), o bien en incisiones performativas ligadas a la forma, diseño, estética y salud corporal que nos reenvían a los avances médicos y biotecnológicos (operaciones de cirugía estética, trasplantes de órganos, etc.). Nos encontramos en un momento en el cual el sujeto, desde posiciones de self hybridations, se convierte en el artificio de la forma, el diseño y la estética de su propio cuerpo. El cuerpo ha pasado, si tenemos en cuenta toda esta perspectiva, de ser una herramienta a convertirse en una finalidad axiológica.

Esta finalidad encuentra su quiebre en situaciones de exclusión social presentadas por la idealización del cuerpo vía modelos exhibidos a través de los medios de comunicación, lo cual lleva a pensar en que el modelo de belleza está contaminado culturalmente, asignando valores a unas razas frente a otras, y dentro del mismo género según el estereotipo asignado a cada sexo. Nos encontramos, de esta manera, frente a una situación de des- incorporación social en función de los cuerpos de los sujetos y aquellos cuerpos que se alejan de determinados patrones estéticos se encuentran destinados a quedar en los márgenes, a poseer y arrastrar sus cuerpos “marginados”, sin posibilidad de ser, es decir, de habitar el mundo.

REFERENCIAS

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